viernes, 23 de septiembre de 2016

Flamenco, mi estilo de vida.

Esa foto expresa mejor que ninguna mi pasión por el baile, por eso la he elegido.
El baile lo es todo, absolutamente todo para mí. Cuando estoy enfadada, suelto la impotencia bailando; cuando estoy contenta, simplemente disfruto; y cuando estoy triste, me desahogo.
Mis profesores de baile me han enseñado desde que empecé hace 11 años, que no importa lo más mínimo el estado de ánimo en el que te encuentres, porque al bailar, todos tienen algo positivo que te ayuda a hacerlo mejor.
Con mis compañeras he aprendido que no importa el llevarse bien o mal para tener complicidad, tengo la suerte de no llevarme mal con ninguna de las que ahora forman mi grupo, pero cuando bailas, bailas para ti misma principalmente, es verdad que si el público no disfruta no tendría mucho sentido, pero eso es lo de menos.
Gracias al baile estoy muy unida a mi familia y amigos, ya que vienen cada vez que pueden a verme actuar, y  la verdad es muy importante bailar para gente que va por ti, a apoyarte y que sobre todo, te quieren.
Mi comienzo en el flamenco podemos decir que no fue muy bueno si siquiera me gustaba bailar, pero todo cambió cuando mis profesores confiaron en nosotras y nos quisieron apuntar a un concurso de televisión. En ese momento me puse las pilas y me empezó a gustar. Desgraciadamente no pasamos pero gracias a la desilusión de aquellos 3 meses ahora mismo el baile me da la vida.
La sensación que siento al escuchar la música y en la que empiezo a moverme al compás de ella, no la cambio por nada.