jueves, 20 de abril de 2017

Un nuevo tratado

Esta nueva entrada sería el tratado número 8 del Lazarillo de Tormes que tuvimos que inventarnos cada persona de mi clase en un examen de lengua.

TRATADO 8
Después de tres meses de trabajo para mi amo en un pueblo cercano a Salamanca dedico trasladarme a otro lugar. Con algo de dinero en los bolsillos, me dispongo a trasladarme a Madrid donde por el camino conozco a mi siguiente amo. Este fue diferente, pero no fue porque me tratara peor o mejor, sino porque era una mujer. Cuando la conocí, necesitaba ayuda para montar su puestecito a las fueras de la gran cuidad y como me vio que necesitaba algo de comida me dijo:
- Muchacho, usted que es joven en comparación conmigo pero lo veo cansado y hambriento, le propongo que me ayude montar mi puesto se lo compensaré con comida y hogar para refugiarse.
Al oír esas palabras, la boca se me hizo agua y mis manos se dispusieron a ayudarla.
Todo iba muy bien, me daba comida todos los días y tenía una cama donde dormir, solo que me costó no perderme en aquella ciudad tan grande.
Un día,todo cambió, mi ama me mandó a limpiar toda la enorme casa, pero no con un trapo, con un pequeño pincel. Tardé en hacerlo tres días y no podía parar puesto que si no, no me daba de comer y me ponía clavos en el colchón.
Así pasaron dos meses y cuando bajé un domingo a montarle el puesto a mi ama oí como unas mujeres de mediana edad le decían a otro grupo de señoras:
- Sí, sí, lo ha dicho ella, lo tiene en casa porque es su nuevo amante, verás cuando llegue el Don a la casa, lo echa de aquí.
Al oír esto, no pude evitar preguntar:
- Disculpe señora, ¿se refiere a mí?
- Sí muchacho, yo si fuera usted,me iba de aquí volando.
Y eso hice, no me molesté en montar el puesto, le dí una patada y lo destrocé y me puse rumbo a Sevilla.

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